Y llegará el día, amor,
en que las lenguas agoten besos,
y el silencio exhale
en tu suspiro una palabra;
y mecerás con nanas del olvido
las nostalgias en los trenes de tu alma.
Y llegará, niña, el día,
que no te alcance la mirada;
sabés que el aire empuja arena
amontonando los vestigios,
y de castillos, queda nada.
Y aunque no parezca, llegará,
(hay detalles que olvida la esperanza)
el día en que la miel de tus memorias
te devuelvan sana y salva, de todo azufre y riesgo
y de soñar
enamorada.