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Ella brilla cuando necesito luz
y se atenúa para que concilie el sueño;
es terrón de azúcar en mi café más amargo,
y es mi sonrisa en la mañana frente al espejo.
Ella son mis ganas de dormir para soñarla
y mi apuro en despertar para poder verla,
es la libido que me incita a desvestirla
y el pudor que me obliga a no tocarla.
Ella es el delgado hilo que sutura mis heridas,
su mirada, el henna envenenado que alimenta mi deseo.
Ella es placebo para todas mis manías,
y es la razón por la que aunque no vea, creo..
En su voz cada palabra tiene sentido,
entre sus labios vive el más preciado infierno;
callan todos mis demonios si su risa alcanza mi oído..
y en su piel no hay invierno,
en su piel no hay invierno.
Ella es jauría salvaje de latidos en mi pecho,
licor de mis pasiones, nirvana de mis karmas;
es la fresca brisa que acaricia mi aliento,
tienen su nombre todas las calle de mi alma.
Imposible desviarme.
Imposible perderme.
este poema, jared, es hermoso.
ResponderEliminary recuerdo que en el otro blog que lo leí, me había gustado tanto el segundo párrafo.
hoy no se... el cierre... me fascina.
besos
L.
Gracias L :)
ResponderEliminarA veces resulta un vaivén de antónimos ese amorío.
ResponderEliminarEstá bueno, ;)
Gracias por pasar por mi blog, casi que te copio algunas ideas del tuyo. jaja. Naa, chiste.
Salutes!
Que bueno SENTIR... Besotes!!!
ResponderEliminarTe leo siempre